SI LLEVAS KIMONO, DEBERÍAS SABER ESTO

¿A que si te decimos ‘gofuku’ no tienes ni idea acerca de lo que te estamos hablando? Es el nombre original del kimono. Nosotras, hasta no hace mucho, tampoco lo sabíamos. Sin embargo, ya acumulamos varios años a la espalda de expediciones en busca del kimono perfecto de la temporada. ¿Contradicción como la copa de un pino? Así es. Pero se acabó. Los días de ignorancia profunda se han terminado. Primero porque, cuando se trata de moda, nos gusta saber cuanto más mejor. Y porque este verano 2018 nos pensamos poner kimono en bucle y no queremos olvidarnos de quién heredamos semejante básico de lookazos.

Si nos trasladáramos a la China del siglo V, estaríamos hablando de ropa interior. Más tarde, la influencia del kimono llegó a Japón a través de sus embajadas en China. Al principio solo se encontraba en armarios de samuráis, pero pronto se convirtió en símbolo de estatus. El tipo de telas, los bordados, acabados, etc, actuaban como termómetro de afluencia económica. Estos detalles embelesaron a la sociedad francesa de mediados del siglo XIX y terminaron de consagrarse gracias a maestros de la costura como Paul Poiret o Madeleine Vionnet. El ‘japonismo’ se había ganado el corazón de la moda occidental, y marcaba el comienzo de la época dorada del kimono a miles de kilómetros de su lugar de origen.

Y es que, muchas veces, las conversaciones acerca de moda se distraen apreciando lo meramente estético y perdemos perspectiva. Que está fenomenal comentar al detalle la versión (súper preciosa) que Gucci presentó en su colección de primavera-verano 2018, o las constantes referencias al kimono en las creaciones de la diseñadora madrileña Alejandra Alonso Rojas. Sin embargo, no deberíamos pasar por alto cosas como que esta prenda de líneas limpias y silueta en forma de T mega amplia fue vestimenta tradicional japonesa hasta después de la Segunda Guerra Mundial. El caso es que el kimono ha recorrido un camino muy largo hasta llegar a pasearse por desfiles fashion y blogs de street style y, más allá de los tributos estilísticos que le rendimos con nuestros looks veraniegos, eso también merece ser mencionado. Como mínimo.