ESTILO Y CULTURA
LA CAZADORA VAQUERA EN 2018
Por Celia Fernandez-Carnicero, 7 abril 2018
El pasado de 'básico apañado’ de la chaqueta vaquera ya es historia. Y, no es que tenga nada de malo que te llamen 'socorrida' o 'práctica' durante años y años. Pero, si nuestro registro lingüístico para describir a semejante leyenda de estilo se queda ahí, estamos apartando su vertiente ‘trendy’ de un plumazo. Como si no existiera. Es igual que cuando tu amiga tiene una cita y al preguntarle ‘¿qué tal?’ solo menciona 'agradable’ o ‘buena persona’. La alarma de ‘epic fail’ salta. Nadie quiere ser solo agradable. No mola. Todos queremos ser recordados por algo más, y es un propósito que nuestra protagonista del día se ha tomado más a pecho que nunca para este 2018. Sus cambios de look lo dicen todo...

Imagen: Imaxtree - Annakiki PV18

Imagen: Imaxtree - McQueen PV18
Para valorar cómo la cazadora vaquera ha llegado hasta aquí, revisamos su árbol genealógico. Nos remontamos al siglo XIX, a la ropa que se fabricaba para mineros con un material que, hasta entonces, solo se veía en velas de embarcaciones y tiendas de campaña: el denim. Nombre que, a pesar de su fama ‘made in América’, acuñaron los franceses. Primero fueron los pantalones y los monos, y después la chaqueta. El diseño original ha cambiado poco: costuras por todas partes, aberturas en los puños y ajustes en la cintura. Garantizar movilidad siempre fue una de sus prioridades. Pero, el currículum del que puede presumir, a día de hoy, cubre mucho más que mera practicidad.

Imagen: Imaxtree - Adam Selman PV18

Imagen: Imaxtree - Dior PV18
Hoy, el abanico de posibilidades de la cazadora denim es tan amplio y sofisticado, que no hay pasarela que se le resista. Los archivos de los desfiles de primavera-verano 2018 lo confirman. Está la descarada y vacilona como la que firma Annakiki. Nos chifla el efecto DIY de los detalles pintados. McQueen, muy en su línea, es algo más dramático y nos presenta el ADN de esta prenda al completo, pero deconstruido. Y luego está la silueta original que Adam Selman mantiene intacta pero en la que sustituye botones por cremallera, o la tipo blazer en la que Dior experimenta con el efecto patchwork grapando páneles de diferentes tonalidades de denim. Entre otros. Así, ni más ni menos, es cómo a sus 51 tacos, este ‘básico apañado’ arrasa en un mundo de millennials.